Yo y mis pensamientos

Lo que sentimos, lo que vivimos, lo que hacemos y lo que no. Todo nos afecta, todo nos influye. Para bien o para mal nosotros no pasamos por la vida, la vida pasa por nosotros.

domingo, 14 de junio de 2015

Mi paraíso, mi luna.

Escribo asomada a la ventana, veo luz entre las hojas. La primavera de los caídos que en otoño se deshoja. Pienso que soy puro sentimiento, tanto para bien o para mal, siento tan fuerte la vida como el quererme suicidar. No sé lo que quiero, poco más que un futuro a su lado y ayudarlo a superar sus miedos. Pues si su corazón esta triste el mío se encoge como la ropa en la secadora. Quiero sentir el sol, quiero hacerlo feliz. Tengo que tirar de él y si lo hago noe cuesta tanto tirar de mí. Es mi alma gemela, una persona que ha pasado lo mismo que yo en circunstancias distintas. A pesar de esas diferencias que tenemos de criterios es la pieza que encaja mi puzzle. Es él que sin saberlo me hace romper todos mis versos tristes. Es esa luna mágica y temerosa que llena de luz mis noches oscuras. Esa luna que por el rechazo de las estrellas se siente distinta y acomplejada, hay días que se esconde y cambia de forma pero ¿como no reconocer tanta belleza entre todos esos astros tan similares? Yo seré tu tierra dónde puedas orbitar, te ofreceré una noche donde brillar y una mañana donde descansar. Reposa en mi cielo, iluminame, yo soy tu tierra. Tuya y de nadie más, por muchas estrellas que hayan pasado por mi cielo, yo no las quiero, son todas iguales. Yo te quiero a ti, frágil, sencillo, sincero. A ti que sin querer te muestras en todas tus facetas y me logras enamorar. Pues yo me hice tierra para que crecieras dentro de mí cual árbol, para poderte sentir, para poderte amar... Porque por ti dejo de ser tierra y me convierto en una lunática.

martes, 2 de junio de 2015

La letra con sangre entra

Mi historia comenzó digamos que con un cuaderno de caligrafía. Tenía una letra horrible, curioso dato cuando a lo que me dedico ahora para aliviar mis penas es a escribir. Bueno pues resulta que papá me hechaba mucho en cara mi mala letra y me hacía hacer infinitos cuadernos de caligrafía y cuando no los terminaba me pegaba un guantazo. No recuerdo exactamente como empezó todo eso y se sumaron las amenazas y los insultos, es como si fuese tan doloroso que mi mente no quisiera recordarlo. Yo era niña caprichosa pero obediente, mis únicos fallos eran mi exceso de competitividad y mi mal perder. Esa época fue bastante curiosa pues fue cuándo empecé a vomitar pero todo era por los malditos garbanzos que no me los quería comer y tosía hasta vomitar. Incluso me ingresaron en el hospital un par de semanas, no se era gracioso . Siempre me decían: Cuida de tu salud, que nada más tienes un riñón y yo hay hospitalización con 7 o 8 años diviertiendome como una mona porque no tenía clase, mi única preocupación eran las agujas que me tenían que clavar. Condenadas agujas, han pasado más de diez años y os sigo temiendo. Fue una época curiosa, siempre quería ser la primera y la mejor en todo para tener contentos a papá y a mamá. En el colegio se metían conmigo y me llamaban gorda, que pechas de llorar me daba. Menos mal que tenía mis dibujos animados y mis libros, desde ahí podía admirar el mundo pero con mi burbuja protegiéndome para no hacerme daño. Eso se acabó con 12, en el instituto hice amigos, curiosamente yo lo más inocente y tonto del instituto empezé a relacionarme con los mayores. Yo que mi fin de semana era en casa de mi abuela con un chiquillo que era como mi primo que tenía las mismas aficiones que yo: El manga, la música y el dibujo. Ese año de instituto me descubrí a mi misma. 12 años y ya hallé una apatía en mi anormal a mi edad. Empecé a fijarme en que mis padres fuera de mis notas me ignoraban y todo era malo, hasta que empezó papá a pegarme con la correa pero eso no fue lo determinante de todo eso, lo fue el día que me obligó a misma a tirar todos mis dibujos por haber suspendido 6. Dibujos que llevaba años coleccionando. No recuerdo haber llorado jamás como aquel día. Desde entonces por miedo a que acabarán en un contenedor empecé a regalar mis dibujos y aunque me empezaba a relacionar con gente en mi clase sólo leía libros. Un día Marx llegó a mis manos. Yo que defendía a bombo y platillo la paz en el mundo, pero las injusticias en el mundo, en mi casa y el instituto me incitaron a lo contrario. Comencé a responder a los insultos y vejaciones con violencia, violencia que jamás pensé que pudiera caber en mis manos. Una persona culta y amante del arte, manchándose de esa manera las manos era algo totalmente ilógico. Entre en un estado de apatía, mis complejos me impedían casi comer delante de la gente. Sólo quería hacer cosas peligrosas, cosas que arriesgarán mi vida. Sentí interés por las drogas y casi sin comerlo ni beberlo probé el tabaco y me enganché y en menos de seis meses pasé a fumar porros. Me sentía una niña indefensa y llorona, una niña que sólo quería que la abrazase su papá, pero papá ya no la quería, papá sólo le gritaba, reñía y pegaba. Tenía miedo, me sentí sola por aquel entonces pero mi luz fueron los amigos de verdad que hice que me ayudaron a continuar hacia adelante. Me convertí en una chica fuerte y con valores y quizás demasiado irreverente para mí edad, pero esa realmente fue mi época de oro. El infierno de verdad dió su comienzo en 2010, 14 años casi recién cumplidos y queriéndome suicidar porque mi vida no iba a ningún lado, pero yo para nadie tenía problemas de verdad. Un problema es pagar una hipoteca, la luz, el agua, el gas... Todo a lo q he yo llamaba banalidades. No quería crecer no quería que mi única preocupación fuera esa, la vida no podía ser tan horrible como para sólo preocuparnos del dinero. Neruda durante años me había hablado maravillas de ella. Pues ese año lo odié. Mi padre empezó a pegarme más y más fuerte, pero verdaderas palizas, una de mis mejores amigas murió atropellada y yo perdí la virginidad casi por una violación y después de eso seguí siguiendole el juego al chaval durante dos años más, parecía estar enamorada de sus desprecios y de cómo me usaba para follar pero me levanté, o al menos eso creí y descubrí mi atractivo sexual con los hombres y vi de que pie cojeaba cada uno. Al verlos a casi todos infieles me decepcioné y desilusioné de nuevo. Ese año también murió el único tío mío al que no llegue a conocer. Lloré su pérdida en la falsa fe de que él me hubiera podido comprender y salvar. Jugué a probar todos los tipos de drogas que había pero me quede sólo con los porros. Mi abuela materna estaba muy angustiada, me veía distinta, yo había cambiado. Fue todo muy rápido y sin previo aviso. Para mí abuela paterna fuí la decepción que ella siempre sospechó de mí, pero nadie quería escuchar mi historia. Sólo mis amigos que llegaron a odiar a mi padre casi más que o. 2010 fue infernal de principio a fin. El año siguiente fue un año dónde la depresión en la que había entrado el año anterior me paso más factura. Madrugadas sin dormir, queriendo matar a mi padre, pensando .en el suicidio noche y día. De hecho desde los trece años hubo una pesadilla que me perseguía y que siempre que la soñaba se repetía exactamente igual. Mi madre me recogía en la puerta del instituto. Nos alejabamos un poco en el coche y lo dejaba arrancado y aparcado en un parque que  estaba a 200 m del instituto. Se bajaba y iba hacia la puerta del instituto sola. Yo me sentaba en  el asiento del piloto y pisaba el acelerador hasta estamparme con la rotonda que había justo enfrente. Pasaba por la puerta centro donde estaban mi madre, la jefa de estudios, la psicóloga y la e religión y al fondo escondida una ara de niña morena, muy pálida de ojos oscuros y pelo negro. Todo eso en 5 segundos, hasta que me estampaba con el muñeco Michelín de la rotonda y mi cuerpo acababa como el coche, explotando en mil pedazos.4 años soñando lo mismo. Bueno y un dato que se me olvidaba, mis bucles de vida:  Porros, comida, intentar vomitar, no conseguirlo y ya todo en mi cabeza era: Gorda inútil que no sirves ni para vomitar. 50 kg cojí en dos años, lo descubrí poco después de intentar suicidarme por una paliza que me dió mi padre. Me cambiaron de colegio, deje los porros un tiempo, me saqué el graduado y la situación en casa sólo aminoro los golpes. Ahí descubrí que yo no era la culpable al menos no el todo. Me di cuenta de que la situación escapaba de mis manos. No he conseguido ningún sueño. Sólo quiero uno de estos: Sentir al fin paz conmigo misma y cerrar mi pasado. Quería escapar de casa y si ir denunciar a  mi padre pudiese borrar esos recuerdos lo hubiese hecho sin dudas. Estoy a falta sólo de un trabajo para largarme de esta vida de mierda. Y la psicóloga me mande al endocrino y tomar prozac, como si ese fuera a solucionarme la vida. Sólo mis amigos y mi fantástico novio me entienden. Mis libros eran mi  apoyo. Algún día saldré de aquí y ahora es lo que falta. Me quiero ( o lo debo hacerlo). He cambiado muchísimo, ya no soy esa niña ilusionada que era de pequeña ni tampoco la adolescente rebelde que odia su alrededor, cuando encuentre un equilibrio entre las dos seré una mujer. Un beso .