Antes sí, pero ya no es aquella chica

Era agresivamente caótica, triste y descarada. Era una niña que mostraba tanta confianza en sí misma que podía hacer dudar al resto, pero también era tan frágil que con dos palabras podías hundirla en la mayor de las miserias. Era siempre tan orgullosa como arrogante, escondía su humanidad detrás del humo de unos cigarros y un par de cubatas. Era tan pura, tan complicada como solo ella sabía ser. Escéptica como nadie, soñadora, irresponsable, todo un alma libre. Era, era, era tantas cosas...pero esa chica se marchó, ahora va por ahí paseando por las esquinas como solo una prostituta sabe hacer, pero ella no mendiga sexo, ni drogas, ni si quiera dinero; lo más triste es que mendiga aquello que tanto despreciaba, eso que siempre odio y que dedico su vida a despreciarlo, vaga buscando un poco de amor. Ahora lo vive en sus carnes, ella siempre lo supo: cuando el amor te atrapa en sus garras te destruye y entonces ya no hay salida. Ahora puedes insultarla cuanto quieras, todo lo que le digas se lo ha dicho antes ella frente al espejo. Ese espejo roto y manchado de sangre...

Hablamos de espejos...

Una vez una amiga me dijo: No te mires en el espejo, sé el espejo. Lo he decido voy a ser el espejo, no mi propio espejo, sino un espejo para el resto. He decidido no mirarme, no buscar mis fallos, solo ser yo, solo ser feliz. No necesito ser un ejemplo para nadie, solo ser yo misma. Día a día, quererme,aceptarme, ser feliz. Cada vez más, cada día un poco más, más que nunca. Ser mi espejo, no el reflejo de lo que veo de mí.
El dolor pasa, el autoestima se consigue poco a poco. Hay que perderle el miedo y la dependencia al espejo y a la báscula.
Hay que levantarse y respirar. Disfrutar de cada momento, ser feliz. Es mi único objetivo de vida. Hay que saber valorar que vale más la felicidad a largo o a corto plazo. Puedes durar dos días o 20 años. Encuentra el equilibrio entre esas dos felicidades. Quierete, puedes con todo. Sé tu espejo.

Soy una mala influencia

¿Recuerdas cuando mamá te decía no te acerques a esos chicos, son mala influencia? Yo recuerdo cuando la mía me lo decía a mí. Me asustaba todo lo sensacionalista, me asustaba no seguir las normas, me asustaba no ser perfecta, que todo el mundo se decepcionara de mí. Pues bien, ahora soy yo esa chica. Soy la persona vanguardista y desastrosa que no sabe que hacer con su vida, una adolescente con cambios de humor y pensamientos tan bruscos como los vaivenes de un borracho loco en una carretera, tan bruscos como una persona bipolar que muestra reflejos de su locura. Me gusta mi forma. Que es más de ser o no ser, no por los vaivenes que a veces incluso pueden resultar divertidos, sino porque aún siendo tan cambiante mantengo mis ideales intactos. Soy esa persona que según el momento puede parecer una mala influencia, pero mantengo unos sentimientos y una ilusión tan puros como solo una persona libre sabría tener. Ahora soy yo a la que miran por la calle y las madres les dicen a sus hijos, nunca seas como ella. Hoy le digo a mi madre: Mamá siéntete orgullosa, soy lo que nadie quiere que sean sus hijos, soy esa persona que se cuestiona las reglas en busca de un por qué, soy esa filosofa revolucionaria que asusta a la gente por sus ideas innovadoras, soy esa loca inconformista que desea y busca un mundo más igual para todos. Todas esas cosas, mamá. Me gusta ser la utopía para las amas de casa reprimidas que se conforman con lo que les ha tocado vivir. Lo que sucede es que lo diferente genera miedo, el miedo genera rechazo y el rechazo exclusión. Estoy excluida de una sociedad hipócrita y conformista. Soy libre, por lo tanto una "mala influencia".