Hoy toca levantarse y hacerse un pequeño examen de conciencia, guapa. Pensó para sí misma. Aquí empieza la conversación: A ver en parte soy como una niña pequeña, al fin y al cabo sigo viendo monstruos aunque ya no están bajo mi cama. Ahora esos monstruos están en mi cabeza, unos me insultan, otros me cuestionan, otras destruyen mi racionalidad y sacan de mi el animal que llevo dentro. ¿Sabes que pasa cielo? El problema es que todo esos monstruitos odiosos y repulsivos no son más que el resto de lo que queda de mí. ¿Por qué todo es tán difícil? ¿Por qué luchar si todo puede ser en vano al fin y al cabo? ¿Por qué portarse bien o mal? ¿Quien dicta sobre que es bueno o malo? Supuestamente tengo las ideas claras, pero esos monstruos están siempre hay ofuscando mi mente, nublándome la conciencia y el ánimo, dejando el restito que queda de mí apartado en un rincón. En ese rincón dónde esta la pequeñaja que es feliz simplemente bañandose en la playa, haciendose fotos con caras extrañas, jugando a las cartas y pintando pokemon's en su cuaderno. Ese rinconcito donde queda esa niña inocente y feliz que no ha sido aún perturbada por el mundo real y que solo teme a los monstruos que hay bajo su cama.
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